miércoles, 16 de julio de 2008

SIDA

El pasado 30 de julio día en que se llevo a cabo el acto oficial en conmemoración del “DIA NACIONAL de LUCHACONTRA el SIDA” en el MSP.
La Alianza de OPVVS en la persona de Pablo Nalerio, leyó un comunicado sobre la situación en cuanto a la discriminación, el estigma social, al igual que sobre la atención en salud.
Desde A.MI.SE.U compartimos el mensaje leido y agradecemos su difusión.
Atentamente.
Coordinación de A.MI.SE.U


Autoridades. Sras, Sres. Presentes buenas tardes.
Hoy a más de 20 años del comienzo de la epidemia del VIH/SIDA que ha afectado a todos los sectores de la sociedad seguimos hablando sobre estigma y discriminación y sus consecuencias que se han instalado sobre aquellos que vivimos con VIH.
El estigma y la discriminación que se presentan en diversos aspectos de nuestras vidas, constituyen uno de los mayores obstáculos para mitigar el impacto social del virus.
Personas expulsadas de sus hogares, despedidas de sus trabajos y comunidades, niños impedidos de asistir a las escuelas y jugar con otros niños, negativas de contacto con quienes vivimos con VIH, por temor y desconocimiento de la enfermedad son algunos ejemplos que podemos ver en la vida diaria.
Desde el inicio de la epidemia, el estigma asociado al VIH/Sida y la diversidad sexual, ha conducido a la discriminación y a la violación de los derechos humanos en diversos ámbitos de la vida cotidiana, causando sufrimiento a las personas que vivimos con VIH.
La marginación y la exclusión social vinculadas al VIH/Sida están relacionadas con creencias erróneas fuertemente enraizadas sobre la trasmisión, el sexo y la muerte que difícilmente pueden ser confrontados por la población, conteniendo también prejuicios y fundamentos juzgadores hacia quienes vivimos con VIH.
Este parecería un discurso preparado para otro país y otra sociedad, pero la triste y dolorosa realidad demuestra que aquí también existen circunstancias discriminativas entre y hacia nosotros
Los Derechos Humanos y el VIH tienen múltiples puntos de cruce, uno de ellos, el relacionado con el estigma y la discriminación que enfrentamos las personas que vivimos con VIH.

El estigma y la discriminación bloquean los esfuerzos para controlar la epidemia nacional, creando un clima ideal para su expansión en medio de actitudes de violación de los DDHH.
El estigma relacionado con el VIH surge principalmente por el miedo y la ignorancia sobre la enfermedad y los prejuicios moralistas que existen sobre quienes son los grupos más afectados por ella.
Sobre todo si tomamos en cuenta que hoy día los mas afectados por la epidemia son las mujeres y los jóvenes.
El estigma se da y toma muchas formas de rechazo, aislamiento o de echar culpas. Es dañino para nosotros/as, nuestras familias y nuestras comunidades.
Constituyendo además uno de los mayores obstáculos para prevenir nuevas infecciones, prestar atención, apoyo y tratamiento a las personas portadoras del virus, así como para mitigar el impacto social del VIH.

Hasta hace poco tiempo el VIH había sido considerado un problema de salud pública exclusivamente. Ahora las discusiones se centran en el impacto del mismo en el desarrollo social.
Estas reflexiones han permitido observar los efectos tan devastadores que el VIH tiene en la educación, la seguridad alimentaría y social, el desarrollo económico y humano, así como en las capacidades públicas y productivas de los Estados.
Desde los inicios de la aparición de la epidemia, reportada indistintos sectores de la población, existía una discriminación por defecto. Si bien la población discriminaba a los infectados, esta enfermedad no discriminaba a los que infectaba.
Acaso la humanidad retrocedió en este corto tiempo? Intolerancia y discriminación, repudio, vergüenza, estigma y una variedad de reacciones más, fueron las respuestas cotidianas, en distintos niveles, muchas de ellas similares y/o peores a las reacciones ante la lepra y sífilis en el pasado.
En estos tiempos, cuando se supone que hay un mayor conocimiento del tema, aun hay hechos que nos reflejan que poco se ha avanzado: que una niña seropositiva no sea aceptada en un colegio (a mas de 20 años del inicio de la pandemia) o que el personal de salud no brinde atendimiento digno y humano; es un rechazo, nunca justificado, pero a veces practicado por profesionales de la salud y la educación, que persiste hasta nuestros días.
Circunstancias como estas, que son mucho mas comunes entre nuestra sociedad, de lo que podemos llegar a imaginar, lleva a que las PVVS no asuman su condición de tal con libertad por el temor a las consecuencias.
Una PVVS dice que para ella la visibilidad es libertad. Libertad, desde luego, siempre que se elija como una opción no como algo impuesto. La visibilidad de las PVVS, es sin duda, un elemento fundamental en la normalización social del VIH-Sida. Pero lo cierto es que a mas de veinte años después de la aparición del SIDA las personas viviendo con VIH no podemos ejercer el “derecho a la visibilidad”, entendida ésta como la opción de revelar su situación personal de seropositividad al VIH.
La presión que ejerce sobre quienes vivimos con VIH el estigma social, impide normalizar nuestras vidas y nos exige un duro esfuerzo al intentarlo, viviendo en un continuo estrés psicológico que en nada favorece nuestro proceso físico, y que en muchos casos supone enfrentarnos a una segunda enfermedad, producida por vivir en constante temor a que la verdad sea descubierta, cuando aún no somos visibles como PVVS: que es el miedo.
Esta ocultación, ejercida como una actitud de autoprotección y no como un legítimo derecho a la intimidad, provoca unos sentimientos de culpa y un miedo al rechazo que impiden la reivindicación de los derechos y la denuncia de discriminaciones contribuyendo esto a su vez a la pervivencia de las actitudes discriminatorias y de nuevo a la ocultación de la problemática.
Actualmente, la discriminación se perpetúa día a día en los enfermos que en muchas oportunidades no tenemos acceso a una atención digna y humana en salud, a poder controlarnos mensualmente en las instituciones de los subsectores privados porque los costos son demasiados altos, a los beneficios sociales, a una fuente digna de trabajo, a igualdad de derechos en cuanto al acceso a la educación sin importar la condición de PVVS, claro muchas veces estas situaciones discriminativas que se viven son solapadas y ocultadas detrás de excusas .
La discriminación arbitraria es una conducta social e individual, presente en nuestro país y que tiene como fundamento un prejuicio negativo o un estigma relacionado con una desventaja inmerecida y que tiene por efecto (intencional o no), coartar, limitar o suspender a una persona o un grupo de ellas, de ciertas oportunidades. Esto implica que las y los discriminados vemos restringidos o anulados el ejercicio de nuestros derechos y libertades básicas en aspectos civiles, políticos o sociales.
Desde el enfoque de los derechos humanos, resulta claro que el derecho a la vida, el derecho a gozar de los avances científicos, el libre derecho a la educación y al trabajo no son completamente alcanzados por la mayoría de las personas viviendo con VIH/SIDA.
Es por eso que el SIDA, debido a su magnitud, se puede catalogar además como una situación de desastre humanitario
Es innegable que cada vez el conocimiento acerca del VIH/SIDA es mayor, sin embargo, es un problema aún difícil de resolver por la complejidad de los diversos factores en juego: tanto sociales, como económicos y políticos, todos ellos mas allá del nivel individual.
Dentro del ejercicio médico se continúa dando una mayor importancia a los aspectos clínicos y terapéuticos de las enfermedades y prestando poca atención al respeto de los derechos de toda persona -sea o no un paciente- por parte del personal de salud: no brindando una atención de salud humana e integral (muchas veces sin investigar la razón de algunos síntomas o dolencias que sufrimos quienes vivimos con VIH, sino automáticamente asociándolos a nuestra condición de tal , no mostrando interés en causas reales).
Específicamente los derechos humanos son vistos como un aspecto nada "médico". Al no ser concientes de ello, hacemos de este un comportamiento natural —socialmente y profesionalmente— aceptado.
Ahora bien la protección de los derechos humanos resulta fundamental para salvaguardar la dignidad y para asegurar la existencia de los individuos y las sociedades. En el caso del VIH/SIDA en particular, la protección de los derechos humanos alcanza esas metas globales.
El hecho que nuestro Estado incorpore a las legislaciones y normativas nacionales los tratados internacionales referentes a Derechos Humanos, nos garantiza un derecho a la protección de la salud.

La inclusión de los derechos en la Constitución no solo significa una intención de voluntad del Estado sino también un compromiso por el cual se obliga a sí mismo a dictar las normas necesarias y a garantizar su cumplimiento. Desde nuestra perspectiva como PVVS, estas y otras acciones nos dan la posibilidad de exigir al Estado el cumplimiento de estas y otras garantías
En los inicios de la lucha contra la epidemia, se argumentó que el respeto a los derechos humanos reduce la vulnerabilidad a la infección por VIH, porque ayuda en la prevención de la enfermedad, reduciendo además el impacto del VIH/SIDA en aquellos que ya están infectados, alentándolos a sobrellevar la enfermedad.
En toda situación, la protección de los derechos humanos es fundamental para salvaguardar la dignidad humana y, sobretodo, para asegurar una existencia saludable para individuos y sociedades.
Los profesionales de la salud en general deberían considerar, que tanto el Juramento Hipocrático como la Declaración Universal de los Derechos Humanos son herramientas que guían y fortalecen la misión como profesionales de la salud.
Los derechos humanos proveen un marco coherente y útil para la respuesta a la vulnerabilidad al VIH, que cualquier otro derivado del trabajo tradicional biomédico o de salud no ha podido proporcionar en todos estos años.
Sólo cuando se pueda entender y añadir dicha promoción a todas las campañas de prevención, habrá una respuesta más efectiva a esta pandemia.
También es una realidad que en el mundo del trabajo es uno de los ámbitos donde se ejerce una de las mayores discriminaciones en contra de las personas que vivimos con el virus del VIH/SIDA, a las que usualmente se nos estigmatiza, se nos despide o no se nos da la oportunidad de trabajar.
En este contexto, es uno de nuestros objetivos promover acciones de integración y no discriminación hacia las personas que vivimos con el VIH/SIDA, en las instituciones públicas o privadas, a través de sus funcionarios, para la generación de espacios de aprendizaje y difusión respecto a la necesidad de la no discriminación.
Es lamentable que en nuestro país muchas personas infectadas por el VIH-Sida no podamos acceder al mundo laboral como consecuencia de nuestra enfermedad; mientras otros ocultamos nuestra enfermedad y renunciamos incluso a los tratamientos para mantener el puesto de trabajo: “Instamos a las administraciones públicas y a los empresarios a desarrollar conjuntamente estrategias que fomenten la inserción laboral como eje para luchar contra la discriminación”.
La infección por VIH-SIDA, lamentablemente constituye una amenaza para los derechos sociales de las PVVS y socava los esfuerzos realizados para proveer un trabajo digno y productivo a los hombres y a las mujeres, en condiciones de equidad, libertad, seguridad y dignidad. La discriminación de las PVVS, agudiza las desigualdades existentes en la sociedad, causando un efecto devastador sobre los individuos y sus familias.
Ante la pregunta de cómo superar estas situaciones, consideramos que lo fundamental es respetar los derechos de las personas infectadas por VIH. Es necesario combatir la discriminación que sufren los trabajadores con VIH en los puestos de trabajo, mejorar los beneficios sociales a los cuales podemos acceder teniendo en cuenta que una adherencia a tratamientos conlleva una buena alimentación, acceso a atención en salud digna y humana con profesionales de la salud que respeten los DDHH y que todo esto redundara en la mejora de nuestra calidad de vida.
La discriminación solo se podrá combatir, con la acción social, (denunciando el trato discriminativo) a las autoridades competentes y apoyando al compañero discriminado.
Es necesario que la Ley se adecue a las necesidades y situaciones que vivimos las personas infectadas por el VIH, garantizando en todo momento nuestra intimidad.

Nosotros tenemos el gran desafío de seguir esforzándonos como PVVS, para lograr mejores medicamentos, con biodisponibilidad y bioequivalencia comprobada, estudios paraclínicos necesarios y así saber que medicación tomar de acuerdo al avance del virus en nuestro cuerpo y/o a las enfermedades oportunistas que podamos estar padeciendo en ese momento.

Pidiendo áreas de internación más dignas y humanas, y que se brinden más recursos al área asistencial tanto para adultos como para niños y así solucionar un montón de inconvenientes que a nosotros como usuarios nos importan muchísimo. Mejorando la atención que recibimos, transformándola en una atención, digna, humana e integral, con personal capacitado y sensibilizado.

Accediendo a fuentes dignas de trabajo si nuestra condición de salud lo permite y en caso contrario políticas sociales acordes a nuestra condición y que siempre nos dignifiquen como seres humanos.

Promoveremos la realización de campañas de prevenciones permanentes, efectivas y sostenidas en el tiempo.

Es mucho lo que falta por hacer y tenemos que seguir avanzando sobretodo por el derecho a la vida digna siendo nuestra gran preocupación recibir una asistencia adecuada a nuestra condición de seres humanos que vivimos con VIH – SIDA.

Recordamos también hoy a todas aquellas personas que ya no están con nosotros, muchos de los cuales no pudieron ver su ilusión de ser ciudadanos con igualdad de derechos plasmada en la realidad.

Para finalizar invitamos a todas las personas a denunciar la discriminación, porque “la única manera de que se evite es que todos los sectores de la sociedad se involucren en el tema, para que aprendan y se sensibilicen.”La discriminación tiene muchas aristas y nos incumbe a todos. Por ello, es importante que nos involucremos para dar un combate fuerte contra la discriminación”

Es una realidad que no se sabe aún cómo llegará la cura del SIDA a nivel mundial, tal vez esta historia se cierre con vacunas o microbicidas y quizás nos demos cuenta todos a tiempo que la cura no solo será médica sino también social.

Ojala aprendamos la lección a tiempo y logremos impulsar una convivencia social en unidad y respeto por los DDHH de quienes vivimos con VIH.

Recuerda que el SIDA nos afecta a todos, no discrimines, usa condón.

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